Cuando nos damos cuenta de que la báscula marca exceso de peso, lo primero que procuramos hacer es modificar la alimentación para conseguir reducir el peso. Pero esta vía por sí sola no siempre es efectiva. Es más, es importante que lo hagamos de la mano de un profesional de la salud, ya que podríamos provocar desequilibrios e incluso estados carenciales de algunos nutrientes. Así que, cuando decidimos ponernos a dieta, ¿desde qué ámbitos debemos trabajar esta decisión?
a) Acudir a la consulta de un dietista-nutricionista nos ayudará a seguir una dieta ajustada a nuestras necesidades, en la que se vean reflejados unos objetivos asequibles. Otra de las labores importantes de este profesional es la de educar los hábitos, de modo que consigamos integrar un estilo de vida que nos permita mantener nuestra salud, una vez terminemos de hacer la dieta.
b) El ejercicio físico nos ayuda a controlar el peso. Debemos provocar un balance negativo en el gasto energético: reducimos las calorías ingeridas y aumentamos las que gastamos haciendo más actividad física. Integrar el ejercicio físico en la vida diaria no sólo nos ayuda a mantenernos en nuestro peso ideal, también aporta una serie de beneficios para la salud tan o más importantes que la alimentación saludable. Contactar con un profesional de la materia nos ayudará a adecuar el ejercicio a nuestras posibilidades sin lesionarnos ni desmotivarnos.
c) Hay que tener en cuenta que, a menudo, los desórdenes alimentarios están muy relacionados con problemas emocionales o psicológicos. Por esta razón, ponernos en manos de un psicólogo nos puede ayudar a destapar problemas de base como ansiedad, depresión, baja autoestima, distorsión de la imagen, etc., lo cual puede incidir en la forma de alimentarnos. Si no atajamos el problema de raíz, después de una dieta podríamos recuperar el peso perdido, lo cual puede incrementar la sensación de frustración.
*Artículo publicado en el blog de Lipograsil.