BIM: innovación y tecnologías colaborativas en el sector de la construcción

BIM (Modelado de Información de Construcción) es una herramienta tecnológica que se utiliza en la gestión de proyectos de construcción e ingeniería, a través de un modelo digital 3D, indispensable para profesionales de la arquitectura, construcción, aparejadores e interiorismo.

A pesar de que BIM pueda parecer una tecnología surgida en el siglo XXI, este software tiene su origen a finales de los años 70 y principios de los 80, en EEUU. La primera versión la desarrolló Sigma Design International (Lousiana). En Europa, Graphisoft (Hungría) fue pionera en aplicar el concepto BIM. Sin embargo, debemos de hacer una mención a la primera tecnología que revolucionó el sector del diseño y la construcción: CAD (Diseño Asistido por Computadora). CAD supuso la posibilidad de trabajar digitalmente en dos dimensiones; hasta la irrupción de CAD, los proyectos se representaban mediante papel y lápiz. En un principio, el uso de CAD permitió ganar tiempo en la elaboración de proyectos, pero esta aplicación no ha sabido adaptarse a las necesidades actuales, debido a limitaciones como la visualización parcial del proyecto y un proceso más laborioso; esto se debe a que cada parte del diseño es independiente, por lo que cualquier cambio hay que reproducirlo manualmente en cada parte. En definitiva, estas deficiencias conducen a un mayor gasto.

Una vez situados, podemos responder a la siguiente pregunta: si CAD y BIM han coexistido durante todo este tiempo, ¿qué es lo que ha hecho que BIM acabe imponiéndose sobre CAD? Para comprenderlo, debemos echar la vista atrás y situarnos en el contexto de la crisis, concretamente a finales de 2007, cuando estalla la burbuja inmobiliaria. Nos hallamos ante un sector que se hunde a marchas forzadas. Es el momento de repensar el modelo productivo de la construcción, hay que caminar hacia un modelo mucho más competitivo, reducir costes. Bienvenido, BIM.

En palabras de Jerry Laiserin:

BIM es un modelo del edificio basado en datos, un proceso de representación a través del cual se pueden visualizar todas las fases de proyecto y construcción a partir de diversas dimensiones.

Como resultado, optimizamos el proyecto, consiguiendo una mejor comunicación, colaboración y simulación. En un sector como la construcción, en el que intervienen profesionales de distintas disciplinas, las herramientas digitales colaborativas son la clave para alcanzar la industrialización y alejarse de prácticas obsoletas; es hora de sumar inteligencias. Según expertos en la materia, esta evidencia podemos cuantificarla: las herramientas colaborativas permiten ahorrar hasta un 33% en el gasto de mantenimiento de edificios a lo largo de la vida del edificio, reducir un 40% en los riesgos generales, e incrementar la calidad general de los proyectos en más de un 50%.

Hasta ahora hemos hablado de gasto y calidad, pero en el contexto socioeconómico actual, la cuestión ambiental también exige una apuesta decidida en el ámbito de la edificación y la construcción; para hablar de ahorro, optimización de recursos y eficiencia en el proceso constructivo, debemos adoptar un nuevo paradigma. Así lo obliga el compromiso energético adquirido para el 2020, dentro de la estrategia energética de la Unión Europea. La respuesta a todas estas necesidades es BIM. Pero ¿cómo se consigue ahorrar costes, mejorar la productividad y conseguir que los proyectos de edificación se lleven a cabo de manera sostenible, a través de una aplicación tecnológica? La respuesta es más simple de lo que parece; el quid de la cuestión es combinar, a la vez, todos los factores que entran en juego en un proyecto con elementos en 3D: tiempo de ejecución, durabilidad, sostenibilidad y coste económico. Hasta la llegada de BIM, se plasmaban en diferido a lo largo del proceso constructivo, es decir, en documentos diferentes y en momentos distintos. Gracias a BIM, podemos trabajar a partir de una base de datos central y en tiempo real, un sistema que permite controlar todos los detalles del ciclo vital completo del edificio y lo más importante: prevenir errores antes de saltar de lo virtual a lo real.

Países como Reino Unido, Países Bajos, Escandinavia y Francia están bastante avanzados en el uso de BIM, mientras que los países del sur de Europa todavía les queda recorrido. No obstante, la Administración ya ha tomado cartas en el asunto. El Parlamento Europeo ha instado a los países miembros que den un paso adelante con las normativas de contratación y licitaciones públicas, recomendando la implantación de la metodología BIM en todas las fases -diseño, construcción y operación (mantenimiento y facilidad de management)- de equipamientos e infraestructuras públicas.

Por último, no queremos cerrar este artículo sin plantear una cuestión a nuestros lectores. Cuando hablamos de nuevas tecnologías, no podemos pasar por alto una realidad: la e-accesibilidad, es decir, hoy en día, la democratización del mundo digital es una realidad. Cualquier persona que disponga de un smartphone o tablet con Internet puede acceder a tecnologías que, en otros tiempos, quedaban relegadas al ámbito profesional. Así pues, hoy tenemos a nuestro alcance aplicaciones con una base de datos de formas y elementos constructivos, con los que planificar, analizar y hacer simulaciones, por ejemplo, para crear nuestra propia casa. Pero ¿el acceso a la tecnología nos hace profesionales?

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