Palabras con sentido

Son las 5 de la tarde y mi cuerpo me pide gasolina, pero hoy no hay galletas en el cajón de la oficina. Así que me doy una vuelta por el quiosco del World Trade Center, a ver qué tentempié es el candidato para saciar el apetito. Multitud de etiquetas se pasean ante mis ojos, invitando a adentrarme en el maravilloso mundo de las sensaciones: chicles con sabor interminable, chocolatinas crujientes, caramelos refrescantes, frutos secos salados, patatas con aroma a barbacoa… Tengo hambre, capricho y poco tiempo, así que la contundencia rompedora con la que se me presenta CRUNCH hace que sea el elegido. Me siento ante el ordenador, muerdo y… ¡Menuda decepción! Yo que pensaba que un pequeño terremoto menearía la oficina… Pues va a ser que no. Mi curiosidad me lleva por las redes hasta dar con un estudio de lo más interesante:

Unos investigadores de la Ross School of Business, localizada en la Universidad de Michigan, han encontrado relación entre la percepción sensorial del alimento y el copy del envoltorio. Por lo visto, el estudio pone de manifiesto que los mensajes que apelan diversos sentidos, tipo “estimula tus sentidos”, conllevan una percepción mucho más positiva e intensa tras la cata del alimento, que cuando éste va acompañado de mensajes dirigidos a una sola sensación, como por ejemplo “sabor de larga duración”. Sin embargo, esta repercusión de las expresiones verbales sobre la percepción subjetiva de las sensaciones no es algo nuevo y las hay de todo tipo… La verdad es que expresiones populares como que el cheddar huele a pies no atraen mucho, por amante del queso que seas.

Según la investigación, los mensajes multisensoriales podrían traspasar el ámbito del envoltorio. Existen otras vías para resaltar el placentero mundo de las sensaciones, por ejemplo, los restaurantes podrían beneficiarse de estos resultados, si las cartas aportaran algo más que el frío nombramiento de los platos.

El artículo se llama «The Effects of Advertising Copy on Sensory Thoughts and Perceived Taste» y se encuentra en el Journal of Consumer Research, de febrero de 2010.

Fuente imagen: Vladimir Kirakosyan (Licencia CC)

*Publicado en el blog ‘Publicidad y Salud by innuo’.

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