¿Qué haces si al ir paseando por las calles de tu ciudad te encuentras un agujero? Pero no un agujero en el suelo (más que nada porque tendría muchos números para estarme haciendo esta pregunta desde el mismo suelo…), sinó que un agujero en la pared. Un agujero redondo como el de esta foto:

Pues nada, te preguntas cosas tan profundas como que ¿qué pinta un agujero tan perfecto en una pared tan cualquiera como esa? Luego tomas distancia y ves lo que rodea el agujero, así que llegas a la conclusión de que no se trata de la primera máquina expendedora de la historia sinó de algo bastante más serio:
O sea, que lo que estoy viendo es el agujero del torno de los huérfanos de la Casa de la Misericordia (en la plaza Vicenç Martorell de Barcelona). Indago sobre el tema y descubro que se trata de una iniciativa surgida a finales del siglo XVI para poder abandonar de forma anónima a los recién nacidos, haciendo girar la rueda para que pasaran al interior del hospicio. A la izquierda se halla una ranura para dejar la limosna. En un primer momento noto cierto escalofrío, pero en realidad es una medida -aunque dura- responsable, para evitar la muerte casi segura de niños abandonados a la buena ventura.
Me salto unos cuantos centenarios de historia y os presento a Rosa Viñals Lladós. Rosa me interesa por varias razones:
- Por su papel como profesional de la salud (cirujana y comadrona), ya que ser mujer + tener estudios + ejercer la profesión no era un trinomio ni fácil ni habitual a principios del siglo XX.
- Por su labor de divulgación de la medicina y lo que la rodea, como directora, editora y colaboradora de la revista “La Mujer y la Higiene”.
- Por su valentía al romper una lanza por los derechos de la mujer, dedicando espacios de la revista al debate de temas todavía hoy comprometidos.
Ejemplos como éste deberían estar presentes en todas las mentes, ya que son una inyección de energía para seguir luchando por la visibilidad de las mujeres en ámbitos que hasta el momento parecían no pertenecerles. En esta línea surgen iniciativas como ésta, en la que a partir de la pregunta “¿Qué hubiera pasado si Steve Jobs hubiera sido una mujer?”, las personas que colaboran con los contenidos del blog reflexionan sobre la cuestión de género. Pero, con todos mis respetos y sin menospreciar las múltiples aportaciones que se puedan hacer desde una gran diversidad de puntos de vista, no me interesa el subjuntivo. Sólo quiero el pasado para aprender, el presente para vivir y el futuro para construir. Por esta razón, prefiero quedarme con los nombres de 40 mujeres emprendedoras que pasan de la palabra al hecho.
No hay un único día de la mujer, porque las mujeres estamos hoy y mañana también; así que me declaro a favor de que todos los días sean 8 de marzo. Queda mucho por recorrer en lo que respecta a los derechos de la mujer y en eso estamos (hombres y mujeres), haciendo camino al andar.
A todas las mujeres emprendedoras y a las que van a emprender.
*Artículo publicado en el blog ‘Publicidad y Salud by innuo’.